martes, 2 de febrero de 2016

Hoy quiero escribir de una parte importante de mi pueblo La plaza por la cual pasaron nuestros antepasados, pasamos todos los que actualmente habitamos en este nuestro pueblo, recibe a todos los que nos visitan y a todos los que un día tuvieron que partir y siempre que pueden regresan y ahí seguirá  firme para recibir a futuras generaciones, seguramente seguirá cambiando pero siempre habrá alguien para recordar la Plaza de su momento y eso es lo que yo voy hacer ahora recordar la plaza de los sesenta la Plaza de mi niñez.
En esta nuestra plaza que hoy quiero recordar jugué cientos de veces a la taba, la comba, balón prisionero, al rescate, a la goma, al triángulo con las canicas, al chocolate ingles, a la gallinita ciega, la zapatilla por detrás, al corro, los enemigos y muchos más.
También en esta nuestra plaza lo he pasado genial con mis amigas, hemos discutido, hemos reído, llorado, nos hemos contado los secretos ese chico que te gustaba y no te hacia ni caso o viceversa, e pasado  Carnavales, navidades, ferias y veranos muy buenos
Son tantas las cosas de nuestra plaza que alguna se me quedara en el tintero. Para empezar diré que estaba partida en dos por la calle Cervantes por esta calle acedías a la puerta principal de la iglesia frente a ella el bar de Santi ,la droguería de Inocente, la juguetería que solo se abría el mes de diciembre, la tienda de chuches de Antonio (suegro de Santi), la barbería de Pírrica que sigue en el mismo sitio, la pastelería de la tía Enriqueta correos que tantas veces visite regentado por el tío Blas siempre con su cartearon cargado de esas tan esperadas cartas de familiares, frente a la espalda de la iglesia el hostal de las hermanas Gómez, la otra puerta principal de la iglesia situada en la calle Daoiz frente a ella el escaparate del tío Marús y la otra espalda de nuestra iglesia divisando nuestra plaza, vigilante eterna de todo lo que allí acontece por siglos.
Dibujando el marco de la plaza de mi niñez estaba la tienda del tío Marús allí encontrabas todo comestibles, ropa de vestir y para el hogar, menaje de cocina, herramientas, mercería, calzado, droguería, materiales escolares bueno todo distribuido en tres secciones gran profesional el tío Marús y sus empleados. Seguimos con la relojería de Felipin que además de ser el relojero era el sacristán, encargado de tocar las campanas ya fuesen alegrías o tristezas. Cruzamos la calle Severo Ochoa y ahí nos encontramos con la tienda de la tía Leonor con esas buenísimas chufas, pipas, kicos o garbanzos tostados, Gaspar el zapatero que nos reparaba esos zapatos con medias suelas y taloneras y las carteras del cole la farmacia como la hemos conocido siempre la farmacia de la plaza.
Cruzamos la calle del Santo rodeamos la calle del Toledillo sin olvidarme del estanco de la tía María que tantas veces fui a comprar esos ideales para mi abuelo y alguna vez puede que para mi padre pero eso lo recuerdo menos y nos situamos en la calle principal la calle de la Plaza España con la peluquería de Paca su hermana de Romo, la bascula con su garita y el tío Julián al mando de ella  gran persona. La tiendecita de la tía Leandra y su hija Felipa grandes recuerdos me trae esa pequeña tiendecita en donde yo empecé comprando esos recortables de muñecas y cuentos de príncipes y princesas que no podías elegir era tu suerte ya que venían en un sobre cerrado luego nos juntábamos las chicas del barrio y nos cambiábamos los repes como si fuesen cromos allí compre mis tebeos Mortadelo y Filemón, pulgarcito etc. leí los de mi hermano del Jabato y El capitán Trueno  y bastantes novelas de Corín Tellado a pesar de no haber comprado ninguna  sí que me leía las de mi prima Upé y su hermana Angelita allí también comprabamos nuestras  chuches.
Luego algo después vino el bar España( el Chato ) y terminamos en la esquina de la carnicería del tío Sebastián yo la recuerdo sin cámaras con las carnes colgadas de ganchos y encima de un mostrador. Nos cruzamos a la plaza  y estamos en la famosa esquina del teléfono llamada así precisamente por estar la centralita yo la recuerdo con la tía Amparo al mando allí se recibían o hacían las llamadas, pero era un lujo poder llamar, alguna vez recuerdo  hablar con mi padre  también se recibían telegramas que pocas veces traían buenas noticias, y ahí mismo en la esquina la sastrería del tío Germán el me hizo mis primeros pantalones.
Estamos en la plaza que como ya dije al principio estaba partida en dos en esta primera teníamos los sabores, olores, fantasia, ilusión, besos y abrazos. Besos y abrazos que corríamos a dar a nuestros abuelos que estando en la esquina o tu madre que pasaba por allí  o una tía  te daban una peseta o algo mas con lo que podías saborear esos buenos chicles bazoca, pastillas de burro, regaliz etc que podíamos comprar en el quiosco de Paco el ciego o en el de la tía Enoralia los ricos polos de la caseta de Mari hechos por la familia en su casa  esos coyotes de la tía Primitiva y su hijo Guillermo nunca volveremos a comer un helado tan bueno y natural, olores a todo esto y sobre todo a esas castañas de temporada que nos tostaban allí mismo en la calle, fantasía y ilusión venían de la mano de esas carteleras que teníamos todos los sábados y domingos para el cine el del tío Víctor  y el tío Morros y aquí en esta misma plaza el bar del tío Romo donde nuestros padres tomaban su café o su cañita.
Cruzamos la calle divisora de estas dos plazas y nos situamos en la mayor de ellas allí tenemos el quiosco de la música con esos conciertos dominicales que atraían a tantas personas esos pasodobles que les alegraba el final de una semana llena de trabajo, la fuente situada más o menos donde está el arriero esa fuente que llenaba las tinajas y los cantaros de nuestras casas y como calmaba nuestra sed en las calurosas tardes de verano bebiendo agua a chorro o a chupetón del grifo.
La estatua del corazón de Jesús contorneada de su pequeño jardín, pareciese que con sus brazos en alto acogiese a todos los que por allí pasábamos, esta plaza la recuerdo llena de matrimonios paseando, novios, amigos, y amigas, niños y niñas llena hasta no caber mas por eso nos contaban nuestros mayores de entonces que se le apodo roce porque al pasear se rozaban unos con otros.
Porque en esta plaza jugué cientos de veces, me caí, reí, llore, la cruce en brazos para  bautizarme, corrí vestida de comunión, la anduve miles de veces para hacer los recados a mi madre, la cruce vestida de novia, han jugado mis hijos, porque el punto de encuentro en caso de perderlos de vista en un momento era el borrico a pesar que no fue necesario nunca yo como madre pesada que dicen ellos que soy les diría cientos de veces si en un momento no veis a papá o mamá no lloréis derechos al borrico que allí estamos.
Porque a día de hoy me encanta bajar a la plaza ver los niños correr niños que algún día recordaran esta su plaza,  tomarme una cervecita fresquita, un buen café o simplemente pasear pelando unas pipas eso si en buena compañía y encontrarme con familiares, amigos  o simplemente conocidos estas pequeñas cosas son las que dan vida a esta nuestra PLAZA.
Este  es mi pequeño recuerdo a esta gran plaza que yo no sé si tendrá más sinónimos de los que yo conozco  su nombre       PLAZA ESPAÑA

Pero además la llamamos simplemente plaza, cariñosamente roce o como siempre oí decir a mi padre me bajo al pozo palacio.            

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